Un relato sobre el lado bueno de las cosas Parte I
El género del absurdo
Eustaquio Fuencisla y las criaturas del Oscuro Averno
Si hay un género difícil de cultivar en cine, novela o teatro es el género del absurdo. Las razones son muchas pero sobre todo creo que la principal dificultad estriba en emplear el código adecuado para que quien lee o ve entienda que estás manejándote en ese género proceloso que navega dentro de las aguas turbulentas de la comedia, el ridículo, el drama o hasta la tragedia.
¿Cuántas veces nos hemos mirado para preguntarnos si esto va en serio cuando de una novela o de una película absurda se trata? Hay obras maestras de este género, pero quisiera comentar algo de una película que obtuvo el reconocimiento en cuanto a premios pero, sin embargo, tuvo críticas irregulares debido, sobre todo, a que comienza dentro del absurdo con el dibujo de una realidad cruel que solo se puede manejar con sentido del humor, para acabar siendo una clásica "peli" de romanticismo dulzón y edulcorado.
Jennifer Lawrence interpreta el Lado Bueno de las cosas |
Eso es, más o menos, lo que dice la crítica sobre "El lado bueno de las cosas", una película interpretada como pocas por una Jennifer Lawrence excepcional (Oscar, nada menos, por este papel), un Bradley Cooper sorprendente y un Robert de Niro en su línea magistral.
En mi opinión es una película inmejorable pues aunque se mueva en el terreno del absurdo partiendo deliberadamente de una situación kafkiana y extrema ya avisa desde el título que va a terminar como terminan las clásicas películas de "chico busca a chica" y viceversa.
De hecho lo que sorprende es ese comienzo explosivo cuando lo que haces es sentarte a ver una película romántica del montón donde el dulce empalagoso del romanticismo más ñoño supone que vas a tirar a la basura los euros que reservas para ver cine el fin de semana. Y no es así.
Bradley Cooper y Jennifer Lawrence en el Lado Bueno de las Cosas |
El descubrimiento de las cualidades interpretativas de Jennifer Lawrence y el extremo absurdo de las secuencias de la primera hora de la película valen la pena y necesitan de esa transformación en una película romántica porque si no, no podríamos digerir tanta crueldad con unos personajes que están locos de remate. Esa película, necesita ese final porque su tesis es que siempre hay un lado bueno de las cosas y esto se trata de cine, amigos, no de creerte la dura realidad.
Lo mismo sucede en esa otra obra maestra que se mueve entre el romanticismo más ñoño y la crueldad más dura y que también merece un reconocimiento de eso que se llama el séptimo arte. Esa otra película de similares características es "Mejor Imposible", y ya hablaremos de ella. En ellas late el mismo fondo y es que en el cine (como sucede en las novelas o en el teatro) es posible lo imposible. Cosa que en la vida real sucede más bien poco, salvo si sabes interpretar bien los signos como diría Jennifer Lawrence en en "Silver Linings", ¿no?
Todo esto para presentaros mi absurdo relato, ¿O era mi relato de lo absurdo?
DEL
CUENTO QUE NARRA LA CAÍDA DE EUSTAQUIO FUENCISLA Y EL ENCUENTRO CON
LOS SERES DEL AVERNO OSCURO QUE HABITAN EN EL PUENTE DEL SUSPIRO
DENTRO DEL BOSQUE DE LA CANDELARIA CUANDO LUCE EL SOL Y HAY NIEBLA EN
EL MONTE DEL CRISTO EL DÍA DE SAN PEDRO
PARTE
1
Se
le había ocurrido al párroco la feliz idea de tratar el tema del
infierno, el cielo y el purgatorio convencido de que mi experiencia
en el Monte del Cristo había resultado un encuentro con aquellas
almas que se hayan prisioneras en el purgatorio esperando las
oraciones de los fieles.
Aquella
fue una experiencia curiosa, pero atribuirla a seres que purgan sus
penas me parecía un exceso del buen cura y, maldita la hora en que
accedí a contarla, porque no soy persona dada a adornos florales
encima de un escenario, esa es la verdad.
Aún
así, llegó el día y me dispuse a contar aquella experiencia de
frutos sorprendentes dentro de los salones parroquiales que se
encontraban atestados de vecinos interesados en mi suceso, suceso que
demostraba el mito que siempre había rodeado a aquel bosque dentro
de aquel monte en ciertos días del año cuando la niebla ocupa el
lugar por donde discurre el río y el sol golpea sin piedad en lo
alto del monte.
- Buenas, me llamo Eustaquio Fuencisla para servirles, caballeros y bellas damas, que de ellas no me olvido..., casi nunca. Me obligan aquí las buenas gentes del lugar a contar lo acaecido aquel infausto día de la Romería de San Pedro en que cogí la bicicleta y me largué, allá, por el bosque de la Candelaria cuando Irita me dio calabazas con el bobalicón, perdonen la naturalidad, de José (el Pepín), ya saben de quién hablo. Comienzo el extraño relato..., ¡no se rían, hombre, que es cosa seria!... Lo tengo que leer, así que,... disculpen los anteojos.
Bradley Cooper y Jennifer Lawrence. ¿Quién sigue a quién? |
<<La
mañana del día 29 se había levantado tibia, como casi siempre por
estas tierras, la niebla ocupaba el pueblo y ahogaba el monte en un
manto blanquecino, misterioso y frío. La colina del Cristo amanecía,
muy de madrugada, con el campo mojado a causa de la niebla y temíamos
todos, incluido Don Ramón, que desluciera el día del patrón y las
bondadosas personas del lugar, al final, no se animaran a subir de
romería.
Estuvimos
trabajando a destajo Don Ramón, Pepín y yo mismo preparando el
altar y todo lo necesario para la misa y para los festejos de
después. Yo me había encargado de acarrear la sidra que habíamos
pedido en Casa Manolín.
Tres
viajes tuve que hacer en la DKV para poder llevar todo lo necesario.
El último viaje, como no tenia nada que llevar y estaba harto de
tanto coche, tanto bache y tanto “subebaja”, decidí recorrerlo
en bicicleta.
Me
encanta ir en bicicleta por el campo; siempre me gustó, la verdad.
El caso es que, nada más llegar al monte, la niebla se había
levantado y el sol empezaba a castigar con justicia la inmensidad del
cuadrángulo que forma el lugar donde celebrábamos la romería.
El
campo se secaba de forma vigorosa, las flores se abrían adolescentes
y el espacio virginal despertaba como nunca: eufórico con sus tonos
violáceos, añiles y blancos orlado de un manto de brillante y
luminoso color verde. La variada flora que el monte atesora se
mostraba en el campo de la fiesta, sin temor ni rubor alguno, con su
cara más vibrante.
Don
Ramón andaba pletórico y diría que un espíritu nuevo se le
apoderaba porque parecía optimista y vivaracho como nunca - nada que
el sol no arregle por estas tierras-. Abrimos una botella de sidrina
y nos la acabamos entre los tres acompañada con un poco de choricín
que puso el buen párroco a nuestra disposición. Los tres nos
alegramos pensando que nada hay mejor que un día de romería con el
sol ardiente en el cénit azul y el campo efervescente como estaba en
ese momento en que la sidra y el sol se suman para hacer patria de la
euforia infantil del buen bebedor.
Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, con estos dos quién no encuentra un lado bueno de las cosas. Creo que ambos llevan bien su locura. ¿No es cierto? |
Quedaba
todavía hora y media para la misa y el campo permanecía casi vacío,
tan solo algunos de los más madrugadores empezaban a buscar el lugar
donde acomodar a la familia colocando las sillas para los mayores y
arrastrando las neveras portátiles y las mochilas hasta el pie del
árbol que, generoso, ofrecía un mullido jardín con sombra y
respaldo para la siesta.
Era
cuestión de regar el trabajo realizado, el acopio de sol y la
alegría bulliciosa del alcohol mañanero con un buen desayuno
campero: sidra y choricines que el cura aportó a modo de
compensación pecuniaria por la ayuda prestada, pues como bien decía:
“el obrero es digno de su salario” y, siendo que la parroquia era
pobre, regó nuestra ayuda con algo de sidra y los buenos modos de
una agradable conversación.
Don
Ramón era ducho en las buenas artes de la charla pues sabía de todo
y de todos y circulaba con soltura entre el románico y el ejemplo de
los santos sin parecer pedante ni demasiado espiritual, cosa que
acababa por matar casi cualquier comentario que se riegue con el zumo
de la manzana, con esa chispa más de gracia que le hace ser a la
sidra algo más que mosto.
Pepín
y yo, por nuestra parte, éramos más de callar y escuchar; aunque a
Pepín le gustaba más que a mí dar el contrapunto al discurso del
párroco. Teníamos, Pepín y yo, una disputa pues andábamos después
de nuestros años de estudio y de conseguir nuestros primeros
trabajos tras las mozas del pueblo buscando aquella con la que
casarnos y formar una familia provechosa y agradable. En concreto, en
la búsqueda de la mejor mujer del lugar, habíamos coincidido en que
Irita era sin ninguna duda la mejor de todas ellas.
CONTINUARÁ (...)
Dentro del Pozo no tiene nada de absurdo aunque se mueva dentro del mundo de los sueños, de las pesadillas más bien, de venta en CreateSpace y Amazon.
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